miércoles, 4 de mayo de 2011

La casa de los perros

El periodismo es una profesión poco valorada en nuestros tiempos, la sociedad comúnmente no le da el lugar que debería, sin embargo, en la ciudad de Guadalajara Jalisco dicha ocupación tiene su propio museo, éste se encuentra en el centro histórico, sobre la calle Alcalde frente al templo de San José, la edificación sobre la que está este reconocimiento a la labor informativa es conocida como “La casa de los perros”, debido a un ocupante de ella que vivía con una jauría a su cuidado, pertenece al estilo Neoclásico y data de 1896.
El Museo del Periodismo y las Artes Gráficas actualmente cuenta con exposiciones fijas y móviles, al entrar a mano derecha comienza el recorrido con un área audiovisual donde se proyectan documentales y películas en relación al periodismo, en ella encontramos una pintura dónde se muestra el desarrollo de la escritura, desde la pinturas rupestres hasta nuestro actual abecedario (pasando por culturas como la de Egipto y Fenicia y sus respectivas aportaciones).
Al centro vemos el escrito: “En este lugar en 1810 nació el despertador americano, primer periódico independiente brindando libertad de imprenta y alas para el pensamiento”, Ferguson; así como distintas frases célebres distribuidas por las paredes del lugar, entre las cuales destacan: “Solo el hombre culto es libre”, Epiceto y “Abrir escuelas para cerrar cárceles”,  Victor Hugo.
Frente al salón de proyecciones podemos disfrutar de una muestra del avance de la tecnología para la escritura, se trata de una exposición dedicada a la imprenta con la frase “Temo más a la imprenta que a un ejército de Lenin”, donde encontramos todo tipo de aparatos extraños, algunos unos de gran tamaño y otros más pequeños,  antiguas maquinas de escribir, y un mural que explica la evolución de este medio, al salir de esta área da la sensación de haber viajado a otra época.
Al fondo están otras dos pequeñas instalaciones, una alusiva a la radio, donde se exponen algunos elementos necesarios para llevar a cabo las transmisiones durante la segunda guerra mundial, y la otra dedicada a la televisión, donde podemos apreciar cómo eran los primero estudios de tv en México y el equipo con el que se lograron las primeras transmisiones, la tecnología que se muestra es donación de televisa. 
Finalmente, en el segundo piso se puede disfrutar de las exposiciones temporales, en esta ocasión tuve el placer de presenciar una exposición de gráficos interactiva con niños, dónde se les pedía que a partir de las imágenes formaran un cuento; la segunda tenía como tema la migración, con un “cristo migrante” que no era otra cosa que la ropa de un migrante muerto clavada recordándonos la figura de cristo, en la parte de abajo veladoras y a su alrededor fotografías de distindos autores sobre esta problemática; la tercera exposición era de tipo fotográfica también y nos hablaba de la situación de Bosnia en la posguerra, en su mayoría era a blanco y negro; la cuarta exposición fotográfica tenía el nombre de “Marcas vs. Pobreza”, donde se mostraba el contraste, pero sobre todo la influencia de EUA en Países y sectores pobres.
Es un recorrido muy interesante y se lo recomiendo a cualquiera que le interese conocer más sobre la evolución del periodismo a nivel mundial o nacional, cada galería tiene un estilo muy particular y nos cuenta su historia por cada rincón, si se solicita te obsequian unos folletos sobre la fundación y transformaciones del museo, así como una copia del primer ejemplar del “Despertador Americano”, ambos sumamente recomendables.

Alejandra Rivera Magaña

ARTESANÍA MEXICANA, UN ORGULLO PARA OTROS


México es conocido en todo el mundo por sus costumbres y tradiciones de arte folclórico, la variedad de colores, telas, formas y texturas forman parte de la artesanía mexicana, que además de ser conocida es admirada y respetada por los extranjeros que visitan nuestro país.

Las manos mexicanas siempre han tenido talento para crear un sin fin de cosas, y este caso gracias a las manos indígenas podemos contemplar las bellas creaciones de artesanías que van desde lo más simple y variado, hasta complejas creaciones ya sean de barro, madera, cerámica, alambre, migajón, cobre, textiles, cantera, vidrio, entre otros materiales. Todos estos utilizados de manera tradicional, con gran variedad de colores llamativos.

Pero lamentablemente, la artesanía es más valorada por los extranjeros que por los mismos mexicanos, que constantemente menosprecian este trabajo, buscando el menor precio posible para adquirirlos son importar el esfuerzo y dedicación de quienes los fabrican.

Anteriormente los artesanos eran considerados  un sector privilegiado ya que se recurría a ellos para elaborar los atuendos y objetos necesarios para su vida cotidiana y ceremonial. En cambio en la actualidad los hemos orillado a funcionar sólo en las aéreas rurales y los trabajos artesanales son vendidos en la cabecera municipal, en los mercados o fiestas.

Cuando se podría aprovechar el talento natural de los pueblos indígenas e impulsar su trabajo para el crecimiento y desarrollo de los mismos, ya que supuestamente se pretende nivelar su contexto económico con el del resto de la sociedad, pero respetando sus costumbres, pareciera que la intención es todo lo contrario al quitarles las posibilidades y limitándolos a trabajar recibiendo una mala gratificación.
Por: Mayra Lizeth Ochoa Doñan

Año internacional de la Tragedia Forestal


Nuestra historia nos brinda un panorama y pensamiento distinto a la realidad en que vivimos actualmente. Los antiguos mexicas valoraban la naturaleza sobre cualquier otra cosa; para ellos el color verde era símbolo de la vida, el regalo de las divinidades y por ende algo que debía ser cuidado.

En los últimos años el medio ambiente de nuestro país ha sufrido varios golpes  debido a la tala clandestina, la sobre explotación de los recursos, los incendios y la contaminación constante. El problema radica en el poco valor que le otorgamos a la existencia de estos hábitats. En la mente del mexicano actual la perdida e inexistencia de los bosques, los lagos, la vegetación y la fauna es simplemente una consecuencia inevitable cuyas consecuencias deben mantenerse escondidos en un cajón hasta el día en que realmente sean notorios.

Tristemente, ya lo son. Con el 80% de pérdida de los bosques en el estado de Michoacán la temperatura promedio ha aumentado varios grados puesto que los arboles, al igual que los lagos sirven de regulador ambiental.

El papel de las autoridades ante estas circunstancias ha sido el del informador discreto. Las distintas secretarias y cuerpos gubernamentales arrojan algunos datos y estadísticas a la población, aparentando una impotencia ante los sucesos y acciones que se van desarrollando con mayor peligro. Un claro ejemplo del poder de esta amenaza se nos revelo hace unas semanas con el incidente en el estado de Coahuila, en el que un incendio forestal se propago con tal magnitud y velocidad que los cuerpos de protección del gobierno duraron muchos días en apagar las llamas. Se estima una pérdida de alrededor de 500 mil hectáreas de bosque en este zona de México y los estudiosos en la materia ya comenzaron a calcular las repercusiones que tendrá en el futuro a un corto y largo plazo.

No nos debe sorprender que este tipo de acontecimientos vayan incrementando en nuestro país y que  sintamos las consecuencias poco a poco. En nuestros bolsillos, en nuestro camino al trabajo, en los años que han de venir.

Lo hemos oído una y otra vez, de distintas formas y distintos colores. Pero el problema sigue siendo el mismo, no sabemos valorar lo que tenemos y nunca se hará al menos que comencemos a redescubrir el mundo que nuestros antepasados ya se sabían de inicio a fin. El bosque es vida y por ende debe ser cuidado.

Por: Daniel Becerril